Antes de hablar de los distintos tipos de yerba, vale la pena repasar —en pocas líneas— cómo se transforma la hoja verde del Ilex paraguariensis en ese aroma inconfundible que invade la cocina cuando se ceba el primer mate.

  1. Cosecha y sapecado

    • Se cortan las ramas a mano o con tijera neumática.

    • En menos de 24 h pasan por el sapecado: un golpe de calor (500 °C) que inactiva enzimas y fija el color.

  2. Secado y canchado

    • Un secado lento (10 h aprox.) baja la humedad al 4 %.

    • Luego se canchan (triturado grueso) para facilitar el estacionamiento.

  3. Estacionamiento (maduración)

    • Se apilan en bolsas de yute o silos.

    • El secreto: cuanto más largo (≥ 12 meses), más se suaviza la clorofila y desaparecen sustancias que provocan acidez.

  4. Molienda, mezclas y envasado

    • Se define el “corte” (hojas, palo y polvo) y se embala al vacío o en “bolsitas” tradicionales.

Las marcas que preservan procesos artesanales —cosecha manual, barbacuá de leña, estacionamiento natural largo— entregan sabores profundos y mates que no “raspan” el estómago.


1. Yerba estacionada naturalmente

El grano pasa 12 a 24 meses en galpones ventilados, sin aceleradores de humedad ni hornos de aire caliente.

  • Perfil de sabor: redondo, con notas de frutos secos y poca astringencia.

  • Beneficio clave: casi nula acidez gracias al tiempo de maduración.

  • Ideal para: quienes toman muchos termos al día y buscan una experiencia suave y estable.

2. Yerba orgánica

Cultivada sin agroquímicos, certificada por organismos como OIA o USDA.

  • Suelo vivo → más minerales naturales que luego se perciben como “dulzor” en boca.

  • Suele combinarse con estacionamiento prolongado, por lo que también es liviana para el estómago.

  • Ideal para: consumidores eco‑conscientes y paladares que detectan fácilmente sabores a tierra o químico.

3. Yerba barbacuá

Secada al calor indirecto de leña durante 12‑24 h (túneles “barbacuá”).

  • Perfil de sabor: ahumado elegante, reminiscentes a cacao y madera.

  • La técnica es centenaria —inmigrantes jesuitas y guaraníes— y hoy la usan cooperativas artesanales.

  • Ideal para: amantes del sabor intenso, parrilleros y quienes buscan un mate con carácter.

4. Yerba despalada

Contiene ≤ 10 % de palos (el corte clásico ronda 30 %).

  • Perfil de sabor: más cuerpo y amargor, mayor concentración de cafeína.

  • Rinde más cebadas antes de “lavarse”.

  • Si está bien estacionada (> 1 año) equilibra su potencia sin aumentar la acidez.

  • Ideal para: madrugadores y quienes prefieren mates “cargados” que se mantengan firmes en cada termo.

5. Yerba estacionada naturalmente (sí, otra vez)

¿Por qué repetirla? Porque el estacionamiento largo es la frontera entre una yerba común y una premium. Ya sea orgánica, barbacuá o despalada, el tiempo de reposo define la calidad final. Si vas a recordar un solo dato, que sea este: buscá siempre yerbas con al menos 12 meses de estacionamiento natural.


Cómo elegir la yerba ideal

  1. Leé la etiqueta: buscá el tiempo de estacionamiento (≥ 12 m).

  2. Fijate en el corte: con o sin palo cambia cuerpo y duración.

  3. Probá en pequeño: cada paladar reacciona distinto; un toque ahumado o terroso puede enamorarte… o no.

  4. Escuchá a tu cuerpo: si sentís pesadez o reflujo, pasate a una orgánica o estacionada naturalmente.

 

Con estos criterios podrás disfrutar un mate rico, noble y —sobre todo— amigable con tu estómago. ¡Salud y buenos mates!